Arrabal Fernando

ALTO SALTO PATAFÍSICO

FERNANDO ARRABAL
15 DE ABRIL DE 2000

Version espagnole

¡ALBRICIAS! Por fin el próximo jueves, 20, el Colegio de Patafísica será Desocultado. Veinticinco años después de la entrada en vigor de la Ocultación. El acto público «urbi et orbi» se celebrará en París durante una ceremonia serenísima y peatonal (¡sin peajeros!). A partir de ese día se lucirán insignias, se formarán cortejos, se distribuirán diplomas, se pronunciarán lecciones regentarIas, se crearán editoras y se celebrarán ritos en honor de patafísicos trascendentes como lonesco, Alfred Jarry o Boris Vian. La Patafísica, no lo olvidemos, es la Sociedad de Investigaciones Inútiles y Sabias. Los patafísícos poseen el concepto más agudo de la realidad más concreta (¡y con creces!). Frente al concepto de los «Père Ubu» superficial y vago.

Pero los vagos vagos de toda la vida creyeron estar rodeados de ¡tantos «provocadores» desde tiempos de Díógenes! Los ubuescos acogen con un mohín de escepticismo y estulticia todo lo que les sorprende. Como si fuera una agresión dirigida contra ellos mismos en una época en «que ya nadie ni nada puede chocar» (ni chozpar… ¡salvo los cabritos!). Al pretendido provocador le acusan con nombres de guerreras y guerreros como «vanguardista».

Durante este cuarto de siglo catacúmbico los patafísicos brillaron por su invisibilidad circunstancial. El Colegio de Patafísica no es un movimiento literario, artístico o ideológico. No es una cofradía de maniáticos, de provocadores, de estrafalarios, de filósofos o de teósofos helenistas o latinistas. Los Patafísicos, además, no se entrecondecoran con títulos ridículos para protegerse de la Estupidez Universal (y versátil).

Pero los que se empeñan en imaginar lo que no existe creen vivir acosados por los «provocadores de siempre». Cuando Rimbaud escribió «Vocales» su sonoro soneto, los menos netos le acusaron de «provocador de café». Pretendían que trataba de chocar «cosa ya imposible» … «su O azul, E blanco e l rojo forman- ¡qué risa! -la bandera tricolor de este petardista». No comprendieron que hoy, ayer y siempre lo más «moderno» es la tradición sin traición.

El Cuarto Manifiesto Patafísico anuncia la Desocultación. Significa nada más y nada menos que la reivindicación pública y epifánica de su naturaleza patafísica.

Pero los «Père Ubu» inmemoriales descubrieron siempre a contemporáneos «provocadores». Trescientos años antes de nuestra era los «Elementos» del eucrátíco Euclides ya chocaron (a los más chocarreros) por «su concisión, rigor y sorpresa».

El Colegio de Patafísica recuerda que los eremitas de la antigüedad estaban tan impregnados de su vida ascética que eran capaces de vivir en el desierto, aunque permanecían en el centro de Alejandría (¡pero sin drías!). De la misma manera, el Patafísico, durante sus 25 años de Ocultación, avanzó por el mundo, reconfortado por las durísimas pruebas, impregnado de Ciencia e izando en lo alto su Candela Verde.

Pero los que tienen ojos y no quieren ver, sin embargo, atisbaron a ¡tantos «provocadores» siempre! Pitágoras sorprendió con su teorema y chocó con su «escuela» semifilosófica, semireligiosa y radicalmente pro-fabularia y contra-fabada.

Precisamente gracias a la Candela Verde el patafísico se propone hoy esclarecer a los que no son esclarecibles.

Pero a los estrechos de toda la vida les agreden de tal manera los «provocadores» que tienen que protegerse. Se parapetan afirmando: ¿para qué buscar razones donde no las puede haber, puesto que las imágenes patafísicas brotan de la inconsciencia? Pero los patafísicos no son iluminados incluso si gozan de iluminaciones, ni visionarios, aunque tuvieron visiones.

La Ocultación fue un gesto, una gesta y una gestación. Gesto de consolidación y de estabilidad del Colegio de Patafísica al invertir el orden establecido. Gesta del Colegio sumergido capaz de navegar bajo tierra y tan sólo observado por el periscopio del Cymbalum Pataphysicum» (la revista interna) Gestación de la nueva era. ¡Con que humildad los patafísicos la anuncian sin tambores ni trompetas! Pues toda alba es nueva cuando canta el gallo.

Pero los que tienen oídos y se empeñan en no oír sin embargo creyeron escuchar siempre la voz de la provocación. En el siglo XII, Leonardo de Pisa «Fibonacci» escandalizó a los que gritaban cuando introdujo con romanzas en vez de las cifras romanas las arábigas.

Los Patafísicos bajo los augurios del Celeste Imperio y del año del Dragón van a continuar sus tres magisterios no situados bajo la bóveda del cielo sino en el corazón del Universo: la Patafísica, el Colegio y la Tierra.

Los «Père Ubu» de toda la vida tropezaron con ¡tantos «provocadores» siempre! Tan escandalosos o más que aquel médico contemporáneo de Newton que descubrió los ovarios de la mujer y que por tamaña provocación ¡suindá o suirirí! fue llevado al suicidio en Suiza.

En Patafísica todo tiene tantos sentidos como lecturas, lectores (¡o letrudos!). Lo cual no quiere decir que carezca de sentido o sea hermética. El Patafísico da sentido a sus obras o permite que cobren sentido.

El Colegio dispone de 116 Comisiones, Cocomisiones, Subcomisiones e Intermisiones. Los Institutos patafísicos se multiplican en el mundo consolidando su trabajo austral. No olvidemos que (sin que los propios interesados lo supieran) entraron en el Colegio, por simple transubstanciación, Camilo José Cela, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Fernández Molina, Pere Gimferrer, Generación XXI y el SNP de Madrid.

Los ubuescos de toda la vida creen ser víctimas de alucinaciones y de «provocadores». Sin embargo, el patafísico, como Rimbaud, se acostumbra a la alucinación simple. «Veo muy claramente una escuela de tambores hecha por ángeles, calesas sobre las carreteras del cielo, un salón en el fondo del lago». Por eso desde Abisinia el poeta pedía libros de astronomía, diccionarios técnicos, Tratados de Comercio y Navegación, Manuales de instrumentos de precisión, etcétera.

La Patafísica es un perpetuo Presente. Es el Regalo Continuo, fausto o nefasto, feliz sorpresa o gatuperio sin gazapos. Será el pan (y circo) cotidiano. La Imperturbable Patafísica permanece inmóvil en el cambio sin fin. Mater del Infinito sin referencia a la noción de espacio (aéreo o muerto) y Madre de la Eternidad sin conciencia del tiempo (de perros o heroico).

Sin buscar interpretaciones ubuescas, metafísicas, metafóricas o metafónicas conviene leer modestamente las investigaciones inútiles y sabias del Colegio. La Patafísica es el trampolín para hacer lo que el Doctor Sandomir llamó el «bon bond» ¡el alto salto!