Arrabal Fernando

INOCENTADAS, CHISTES, HUMORADAS Y JITANJÁFORAS

FERNANDO ARRABAL
28 DE DICIEMBRE DE 2005

Version espagnole

… La Academia de los «umoristi» fue fundada en Roma en 1602 para dar lustre a la extravagancia, brillo a la exageración y esplendor a la fantasía tan hilarante como el gas…

 

SÓLO sé que nada sé de inocentadas. Pues quisiera ser santo antes que «Nobel».

Al humorista que dice «Parle-moi d’humour» el inocente le ruega: «Parle-moi d’amour».

Si como asegura el diccionario la inocentada es «un engaño ridículo en que uno cae por descuido o por falta de malicia», obviamente yo soy un caído. Y que nadie salte a la cuerda en casa del ahorcado. Pero si la inocentada fuere «el chasco que a uno se le da (únicamente) el día de los Santos Inocentes», yo cualquier día puedo creer al violinista que me dice «toco de oído metiéndome el arco por el tímpano».

Sin los especialistas no habría humor (ni inocentadas), puesto que el celibato es cada vez menos hereditario.

Uno de esos egregios conocedores del humor y de las inocentadas ha dejado de ser masoquista: gozaba demasiado.

Por cierto, este sabio podría decir cosas interesantes sobre las inocentadas si dijera lo contrario de lo que piensa. Es un humorista tan maravillosamente veterano que ya hacía inocentadas cuando el Mar Muerto sólo estaba enfermo.

Debo reconocer que lo primero que se me ocurre cuando oigo la palabra inocentada es sacar del bolsillo revólver mi «San Agustín»:

—Cuando no se me pregunta lo que es el tiempo creo saber lo que es, pero cuando se me pregunta no sé responder.

Y, para mayor emoción inocente, el santo es mi paisano (¡Viva Souk Ahras y viva Melilla!, querido lector africano.)

La inocentada irrazonable que sedujo a las masas sin misas hace dos siglos: Notre-Dame de París fue transformada en cabaret para la fiesta de la diosa Razón. (El terráqueo ¿se nutre de sus terrores?).

El «revolugioso», Robespierre, prefirió instaurar el culto al Ser Supremo. Por ello, antes de ser guillotinado, el ciudadano Merda le partió la cara. Gracias a su gesto «desmandibulatorio» el «sans culotte» pudo «desmerdar» su apellido.

El «nonsense» apareció como un afluente del humor. Edward Lear acabó su divertido « Book of Nonsense » en 1848. [(Hoy el SCP (Sindicato de Copistas de Progreso) ha creado el CDP (Código de Deontología para Plagiarios)].

También en 1848 Marx publicó su desopilante «Manifiesto del PC». Y Tackeray su aburrido «Libro de los esnobistas»; en dos minutos, leyendo su primera página, perdí diez y ocho horas.

Marx, después de haber «estuprado» a su criada, exigió, en plena impetuosidad, que las proletarias no fueran abusadas sexualmente por los capitalistas. Eva prefirió Adán al Edén.

El dandi (luego de hacer de su mayordomo el padre biológico de sus hijos) afirmó: «No tengo el más mínimo deseo de cambiar absolutamente nada en Inglaterra, salvo el clima».

Desde que mi amigo revolucionario se ha comprado la colección completa de «Mundo Obrero» (encuadernada lujosamente) al fin conoce a la clase proletaria. (Ahora vende preservativos con certificados de antecedentes penales.)

Freud repitió «prolijiosamente» que el humor debe ser conciso. (¡Y qué autor de libros fue! Lástima que escribiera.)

El «chiste» preferido de Freud, y que analizó hasta la saciedad, lo resumo: «Un lunes, a punto de ser ahorcado, el condenado dijo: “Pues ¡qué bien comienza esta semanita!». Acabo de abrir un «ensayo exhaustivo» sobre el humor y la inocentada: «it’s closed».

 

Se debería informar a los redactores de estos tratados de que existe la elipsis (¿no es cierto, admirado Mingote?).

El Nuevo Puente de Londres y el Museo Guggenheim de Bilbao ¿son dos inocentadas? En todo caso, humildemente los celebro como dos modelos casi insuperables de chatarra «kitsch» trenzada con humor involuntario.

La inocentada no me permite distinguir concretamente (en abstracto) el humor de la ironía, o de lo cómico, o de lo gracioso o de lo burlesco. Pero mi amigo ateo dice que el sexto día Dios creó el móvil y descansó.

Los especialistas de inocentadas pretenden que hay humor «new-yorkés», inglés, judío, esquimal e incluso televisivo. Toda belleza duerme.

Los catedráticos del tema han descubierto el humor rosa, el azul, el verde y el negro. Según mi modesta opinión, este último borra los demás colores y los domina como pleonasmo.

Paradójicamente se habla con realismo de utopía, con odio de amor, con seriedad de humor, con astucia de inocentada. E incluso con nostalgia de los onanistas que hacen el viaje de luna de miel solitarios.

Como lo saben mis temerarios lectores la imposibilidad de traducir la palabra inglesa —«hhyumor»— al español explica el Ministerio de Fomento y la «nueva cocina» nacional.

El gazpacho francés se condimenta con sal, pimienta, perejil y tomate… y luego se tira por el váter.

Inocentada: el buzo de la torre Eiffel se ha enamorado de la manicura de la Venus de Milo.

Hipócrates ha conseguido que jure su compromiso su detestado abortista y «eutanasista» de cadáver exquisito. (Hay doctores que crean acueductos entre sus escrúpulos y sus dogmatismos). Hipócrates descubrió los cuatro humores: Bilis: el fuego; Atrábilis: la tierra ; Sangre: el aire; y Pituita: el agua. Una cucharadita de bilis corrompe un jarrón de miel, pero una cucharadita de miel…

Ben Jonson asegura que «la predominancia de uno de los cuatro humores confiere tal excentricidad al paciente que se torna cómico». El porvenir… ¿ya?

La aparición —virginal— del humor en el diccionario de los inmortales de la academia francesa sucedió en 1762 bajo el manto de la teoría de los humores. No olvidemos que merced al progreso de las religiones modernas la eternidad es cada día más larga.

Gracias a la segunda acepción de la «Enciclopedia Espasa» me entero de que el humorista es el «médico partidario de las doctrinas del humorismo». Lo inefable está contenido en fábula.

La Academia de los «umoristi» fue fundada en Roma en 1602 para dar lustre a la extravagancia, brillo a la exageración y esplendor a la fantasía tan hilarante como el gas.

Al kamikaze su mando terrorista le gastó la inocentada de ponerle un casco durante la operaciónsuicidio. (Saltó al vacío desde su castillo en el aire). Juan de Huarte en 1575 afirma que el ingenioso (como Don Quijote lo sería más tarde) es un hombre de temperamento enjuto, estrecho y seco ¿Cual torero hemofílico?

 

Por ello cuando Goya se volvió sordo ¿su loro se hizo mimo?

El humorista extranjero no llega a hablar español, pero ya ha aprendido a no tirar de la cadena después de hacer pis.

El «inocentadófilo» pescó una sardina únicamente porque le amenazó con un sable de abordaje. Existen países tan modernos y poco inocentes que los «travestis» ya son mujeres que se casan y se divorcian.

El humorista rezó a los Santos Inocentes para que su panfleto ateo alcanzara un puesto en la lista de «más vendidos». (Sueña para no aburrirse mientras duerme).

No es una inocentada: tan triste… no es serio.

Tan cómico… no es divertido.

No es una inocentada: el amor y la poesía me embriagan, inocentemente, como al tigre la sangre.

Tampoco es una inocentada: los arquitectos crean ciudades, los ángeles bosques.